Sobre lo que sabemos.
Caminando por la avenida principal de mí ciudad, a las 6 de la mañana, volviendo a casa, le pregunté a Sabatino, algo que había quedado pendiente en una discusión, como quien dic, en el tintero… o mejor dicho en el garguero:
- Te pregunto… ¿como podes decir que eres capaz de hablar sobre lo que no sabes?
- No. Yo no digo que se pueda hablar de lo que no se sabe… sino que se puede elaborar un comentario sobre lo que no haz padecido.
- Pero para enunciar comentario sobre caso alguno, debes haberlo de vivir…
- Ja. Vaya que eres necio.
Cuando digo que podemos elaborar comentarios sobre lo que no padecimos, no estoy afirmando, de ninguna manera, que puedo explayarme sobre el tema de una manera acertada e irrefutable, sino que sugiero que si aplicáramos una pizca de razón en el pensamiento sobre los actos cotidianos, veríamos constantes similitudes en los accionares de las personas, lo que podría indicarnos un patrón base, el cual nos permitiría elaborar un símil de teoría sobre hechos que nunca hemos padecido. Es detenerse a observar, es decir a mirar, no ver, mirar.
Un ejemplo burdo, son la información secundaria con que nos manejamos a través de libros, lo que nos otorga una sabiduría de segundo orden, es decir que no obtenemos la sabiduría por experiencia sino por la experiencia de los demás. Pero esto no quita, que sepamos sobre algo porque no lo hemos vivido. Entonces nadie estaría autorizado a hablar de nada que no ha pasado por carne propia o que no ha tenido el lujo de sufrir.
En ese caso, ninguno de nosotros pudiera hablar de historia o interpretaciones literarias, ya que nunca hemos vivido ni en aquellas épocas ni nos hemos posado en la cabeza del autor, (aunque podríamos hacer hincapié en la historia del mismo), es decir que continuamente estamos basando nuestros dichos en supuestos, ya que si no lo he vivido nunca sabré si estoy hablando de verdades… podía, todo, no ser menos que invenciones de autores con fascinantes imaginación cuyo tema favoritos fueron supuestas guerras de religión, batallas de libertadores, con cruces andinos, unitarios y federales y maestros que nunca faltaron a clases… todo es una historia inventada, ya sea por que no pude verlo en televisión o por tener una terrible desconfianza hacia esos archivos de imprentas y plumas de autores desconocidos, que no se con que intención son conservados… vamos!!!
Con otra perspectiva trato de aplicar el concepto preguntándome: ¿en que se basaba Platón para llevar a cabo sus obras? ¿en que libros?... detente a observar a la gente un instante. Te enseñaras muchas cosas. Es decir, no solo observar, sino recavando datos de fuente directa, te dará una cierta autoridad para ejercer una teoría (siempre refutables – como sucede con todas las cosas de índole humanas) que pueda ayudarte a caminar por el camino correcto.
Todos tenemos metas las cuales alcanzar, y tenemos ejemplos de seres humanos que las han alcanzado (en menor o mayor medida) lo interesante de observar, es ayudarnos a nosotros mismos a no cometer los errores que los demás han cometido para alcanzarlas o las malas obras que han realizados en afán de alcanzarlas. Ahora, si tú quieres tomarlas como ejemplo válido, también puedes hacerlo (esto podría servir para aquellas personas que carecen de creatividad para elaborar caminos a seguir).
Observar, no es más que recavar datos, para un sustento teórico de nuestros dichos. Es decir, que en no hace falta sufrir en carne propia cada hecho de la vida, para poder hablar de ellos. Y te diría más… muchas veces quienes lo viven, poco pueden decir sobre los actos ocurridos
Pero creo que me ido más allá de lo que pretendía explicar y hasta creo que me he tornado nefasto entrando en un tema, que como tantos otros, desconozco…
Y allí se quedó Sabatino experimentando por segunda vez en la noche, el sabor de la duda que dejan las preguntas de los necios que se encargan de desarmar de toda posible solución mágica, a pensamientos que llevan siglos sin ser respondidos de manera irrefutable.
Y yo ya casi estaba legando a la puerta de casa, donde a cada regreso me quedó a fumar un cigarrillo y a lamentarme por no poder dejar nunca sin argumentos a Sabatino. Algún dia se quedará callado… yo se que pasará.